Entrevista

“La luz que soñé de niño”

La historia de un fotógrafo peruano que hizo realidad su vocación

En un mundo saturado de imágenes y pantallas, aún existen historias auténticas que nos recuerdan por qué la fotografía sigue siendo un arte esencial. Luis, fotógrafo peruano, no solo trabaja con luces y sombras: también ilumina pasados, reconstruye emociones y transforma sueños de infancia en realidades palpables. En esta entrevista, nos comparte cómo una cámara guardada en un cajón marcó el inicio de su camino, las dificultades del rubro y los momentos que definieron su carrera profesional.

¿Qué te inspiró a dedicarte profesionalmente a la fotografía y cómo ha evolucionado tu estilo a lo largo del tiempo?

Mi mayor inspiración fue mi madre. Cuando era joven, trabajó en un laboratorio fotográfico, pero por razones económicas tuvo que dejar ese mundo atrás. Sin embargo, me transmitió su fascinación por la fotografía en blanco y negro, las historias del revelado y esa magia de capturar la realidad. En casa tenía una cámara de rollo 110 que guardaba como un tesoro, y cuando ella salía al mercado, yo me encerraba en el cuarto a jugar frente al espejo, imaginando que era fotógrafo de moda.

Recuerdo que a los 12 años me regaló una cámara y, aunque la desarmé por curiosidad, eso solo reforzó mi deseo de aprender más. A los 15 ya tomaba fotos durante el viaje de promoción del colegio, pero nunca salía en ellas. Me atraía fotografiar luces, sombras, fragmentos de mi cuerpo, lo que había a través de las ventanas. Luego, en la universidad, decidí cambiar de Derecho a Comunicación Audiovisual. Mis prácticas en el Parque de las Leyendas fueron clave: fotografiar animales en cautiverio como si estuvieran en su hábitat natural fue un gran reto que me ayudó a entender la luz natural y el comportamiento.

Ese entrenamiento me llevó a la fotografía de moda, y más adelante, gracias a una prueba con Vanessa Jerí en Canal 7, inicié en el programa Hola Perú. Ahí comenzó todo profesionalmente. Pero fue con Edith Tapia que viví uno de los momentos más significativos: al inicio dudó de mi capacidad por ser joven, pero al final reconoció mi trabajo y me recomendó a otros diseñadores. Esa sesión fue mi punto de quiebre.

¿Cuál es el proyecto fotográfico del que te sientes más orgulloso?

No hay un único proyecto que pueda destacar. Me siento orgulloso de aquellos en los que se forma una verdadera familia de trabajo. Disfruto más cuando todos en el equipo aportan con pasión y compromiso, desde el asistente técnico hasta el director de arte. Los proyectos colaborativos donde hay respeto y sinergia son los que realmente marcan la diferencia.

Lo que sí evito son ambientes donde las personas son tratadas como piezas reemplazables. No me interesa trabajar con productoras que priorizan el bajo costo sobre el valor humano y la calidad. Prefiero entornos donde se reconozca el esfuerzo y se fomente la creatividad colectiva.

¿Qué papel juega la tecnología en tu proceso creativo y cómo equilibras su uso con tu visión artística?

La tecnología es una herramienta valiosa, pero no debe reemplazar la esencia del fotógrafo. Algunos abusan del retoque digital al punto que las imágenes se vuelven dibujos artificiales. Yo creo en lograr el 80% de la imagen en la toma y solo un 20% en postproducción.

Por ejemplo, un amigo me contaba que tardaba dos horas retocando una foto de producto porque no lograba un fondo blanco perfecto. Yo le dije que con buena iluminación y técnica, puedes entregarle al retocador una imagen que solo necesite ajustes menores. Usar tecnología, sí; depender de ella, no.

¿Qué consejo le darías a quienes quieren empezar en la fotografía profesional hoy?

Primero: no se enamoren solo de la teoría. Úsenla como guía, no como regla absoluta. Lo importante es practicar y entender cómo funciona la luz natural. Solo cuando dominas la luz ambiental puedes recrearla artificialmente en un estudio.

Segundo: prepárense para sacrificios. Esta es una carrera costosa. Debes ahorrar, dejar de lado ciertas comodidades para invertir en equipo. Yo, de joven, dejé muchas salidas con amigos para comprar lentes, flashes o un simple filtro. Pero cada sacrificio valió la pena. La pasión te impulsa, pero la disciplina y la constancia son las que te llevan lejos.

¿Qué opinas de la accesibilidad actual de la fotografía con smartphones y redes sociales?

La fotografía digital ha enriquecido mucho el oficio. Hoy puedes corregir errores al instante, trabajar con un equipo conectado y ver resultados en tiempo real. Sin embargo, también ha generado una falsa percepción: muchos creen que tener un buen celular los convierte en fotógrafos.

La diferencia está en la técnica. Un fotógrafo profesional puede replicar una imagen con precisión, sabe cómo lograrla, qué tipo de luz usar, qué valores aplicar. La fotografía no es solo apretar un botón: es entender qué se captura y por qué.

Luis es un testimonio vivo de cómo los sueños, incluso los más silenciosos e infantiles, pueden transformarse en realidades cuando se combinan con persistencia, estudio y pasión. Su historia no solo habla de cámaras y luces, sino de una mirada única, una sensibilidad forjada desde la infancia y una ética de trabajo que valora lo humano por encima de lo técnico. En un mundo cada vez más rápido y visualmente saturado, fotógrafos como él nos recuerdan que la imagen más valiosa es aquella que logra contar una historia con verdad, alma y luz propia.

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